En el acto de entrega, Mateo Valero ha destacado la importancia de que los resultados de la investigacion lleguen a las empresas y a la sociedad.
El director del BSC-CNS, Mateo Valero, ha recibido de manos de la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela, el distintivo “Severo Ochoa” otorgado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Durante su intervención, Valero ha destacado la importancia de que "los resultados de la investigacion lleguen a las empresas y la sociedad".
Hoy tenía lugar en el Ministerio de Economía y Competitividad el acto de entrega de las acreditaciones Severo Ochoa y María de Maeztu. Ya el pasado mes de octubre el BSC fue informado de la renovación de su acreditación de excelencia Severo Ochoa tras la evaluación realizada del periodo anterior y del plan estratégico de investigación para el 2016-2019.
El Comité Científico de la convocatoria destacó al BSC por “haberse posicionado como un centro líder en supercomputación de reconocimiento internacional” y por sus “excelentes resultados en el periodo 2011-2015. Los programas de investigación del centro en Arquitectura de Computadores, Programación en Paralelo y Supercomputación son de primera clase, al nivel de los mejores centros en Japón, EUA y Europa”.
La Secretaría de Estado de I+D+i ha concedido siete nuevas acreditaciones correspondientes al programa de Centros y Unidades de Excelencia ‘Severo Ochoa’ y ‘María de Maeztu’. Además, los primeros ocho centros acreditados en 2011 vuelven a conseguir el Severo Ochoa por otros cuatro años. La inversión total de esta convocatoria es de 52 millones de euros, 32 millones más que el año pasado, lo que evidencia la apuesta de la Secretaría de Estado de I+D+i por la excelencia en investigación e innovación.
Los tres centros que han conseguido por primera vez la distinción ‘Severo Ochoa’ son el Basque Center on Cognition, Brain and Language, el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el Centro de Investigación Agrigenómica (CRAG), consorcio formado por el CSIC, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Barcelona (UB). Estos tres centros recibirán un millón de euros anual durante cuatro años.