La circulación del Océano Atlántico, en el punto más débil en más de 1.600 años

12 Abril 2018
El investigador del BSC Pablo Ortega es coautor del artículo publicado en la edición del 12 de abril de Nature.

Una nueva investigación liderada por la University College London (UCL) y Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) proporciona evidencias de que la circulación oceánica en el Atlántico ,un engranaje clave en el sistema climático global, ha estado perdiendo intensidad desde mediados del siglo XIX y actualmente se encuentra en su punto más débil de los últimos 1.600 años. Si el sistema continúa debilitándose, podría alterar los regímenes de tiempo de los Estados Unidos, Europa y el Sahel africano y provocar un aumento del nivel del mar más rápido en la costa este de los Estados Unidos.

Cuando se trata de regular el clima global, la circulación del Océano Atlántico juega un papel clave. El sistema de circulación en aguas profundas, a veces conocido como la Cinta Transportadora Oceánica Global, envía agua cálida y salada de la corriente del Golfo al Atlántico Norte, donde libera calor a la atmósfera y contribuye calienta Europa occidental. El agua más fría se hunde a grandes profundidades y viaja hasta el Océano Antártico, donde aflora, y finalmente regresa hacia el Norte por medio de corrientes superficiales, como la del Golfo.

"Nuestro estudio proporciona el primer análisis exhaustivo de registros de sedimentos oceánicos, demostrando que este debilitamiento de la circulación Atlántica comenzó cerca del final de la Pequeña Edad de Hielo, un período frío de varios siglos que duró hasta alrededor de 1850", asegura la Dra. Delia Oppo, científica senior del WHOI y coautora del estudio, publicado en la edición del 12 de abril de Nature.

"Esta interpretación de los registros paleoclimáticos fue respaldada por el análisis de dos simulaciones climáticas de última generación, demostrando así que es posible reconciliar y explotar conjuntamente los datos de registros naturales y los modelos climáticos", agrega Pablo Ortega, otro coautor del estudio que actualmente trabaja en el Centro de Supercomputación de Barcelona (BSC).

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* Imagen: Figura ilustrativa de la corriente del océano Atlántico (de Praetorius 2018, Nature)