El BSC, a través de su equipo de Resiliencia en Salud Global, es el único centro de investigación de España que ha contribuido al informe sobre servicios climáticos de la Organización Meteorológica Mundial, centrado este año en la salud humana.
Fenómenos meteorológicos extremos, mala calidad del aire, cambios en los patrones de enfermedades infecciosas e inseguridad en el abastecimiento de agua y alimentos ponen en riesgo la salud de gran parte de la población mundial
El suministro de información climática a través de servicios climáticos es fundamental para comprender cómo y cuándo los sistemas sanitarios y la salud de la población pueden verse afectados por los efectos del cambio climático
“Necesitamos herramientas accesibles que faciliten la comunicación eficaz de las complejas tendencias históricas, actuales y previstas en materia de clima y salud”, afirma Rachel Lowe, líder del equipo de Resiliencia en Salud Global del BSC, que participa la presentación del informe de la OMM
El aumento de la temperatura mundial amenaza con revertir una tendencia de décadas de progreso hacia una mejor salud humana en todo el planeta. Para hacer frente a la nueva realidad del cambio climático, el sector sanitario necesita disponer de información y servicios climáticos adaptados que le permitan controlar los riesgos para la salud relacionados con el clima. Esta es la conclusión del informe presentado este jueves por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado de los servicios climáticos, centrado este año en la salud humana y que ha contado con la participación de investigadores del Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS).
Un servicio climático se define como el suministro de información climática a un usuario para ayudarle a tomar decisiones adecuadas. Esta información es fundamental para comprender mejor cómo y cuándo los sistemas sanitarios y la salud de la población pueden verse afectados por los efectos del cambio climático, que implica condiciones meteorológicas extremas, mala calidad del aire, cambios en las pautas de las enfermedades infecciosas e inseguridad en el abastecimiento de agua y alimentos.
El informe de la OMM sobre el estado de los servicios climáticos destaca que, aunque actualmente existen los conocimientos y recursos científicos necesarios para hacer frente a la situación, estos aún no son suficientemente accesibles o utilizados en el sector sanitario, lo que repercute especialmente en las comunidades más vulnerables del planeta. De hecho, menos de una cuarta parte de los ministerios de Sanidad de todo el mundo disponen de un sistema de vigilancia sanitaria que utilice información climática, según se indica en el informe de la OMM presentado este jueves por su secretario general, Petteri Taalas.
Aportación del equipo de Resiliencia en Salud Global del BSC
El documento incluye aportaciones de más de 30 organizaciones diferentes, entre ellas la destacada contribución del equipo de Resiliencia en Salud Global del departamento de Ciencias de la Tierra del BSC que dirige la profesora ICREA Rachel Lowe, uno de los grupos de investigación de referencia a nivel internacional en el estudio de la relación entre el cambio climático y la salud y el único en España que ha contribuido al informe coordinado por la OMM.
Lowe, que participa este jueves en la presentación del informe, ha contribuido, junto a la también investigadora del BSC Kim van Daalen, con un caso de estudio basado en los indicadores de The Lancet Countdown in Europe, una iniciativa liderada por el BSC para observar la relación entre la salud y el cambio climático en Europa. Lowe también ha participado en otros estudios mencionados en el documento, relacionados con modelos de predicción de riesgo de enfermedades relacionadas con el clima en Barbados y con un sistema de alerta temprana del dengue en Vietnam.
"Aunque la concienciación sobre las implicaciones del cambio climático para la salud es cada vez mayor, se necesitan herramientas accesibles e información lista para usar que faciliten la comunicación eficaz de las complejas tendencias históricas, actuales y previstas en materia de clima y salud. Esta información puede contribuir a garantizar el cumplimiento de los objetivos de mitigación y a fundamentar las estrategias de adaptación para aumentar la resiliencia de la sociedad al cambio climático en Europa y fuera de ella", ha afirmado Lowe.
El calor extremo, principal amenaza
El informe de la OMM señala las principales amenazas para la salud derivadas de los efectos del cambio climático, como olas de calor, huracanes, sequías, inundaciones e incendios. De entre todos ellos, el fenómeno con mayor tasa de mortalidad es el calor extremo, que solo en Europa causó más de 60.000 víctimas mortales en 35 países diferentes durante el verano de 2022, según datos de The Lancet Countdown.
"Prácticamente todo el planeta ha sufrido olas de calor este año. La aparición de El Niño en 2023 aumentará enormemente la probabilidad de que se sigan batiendo récords de temperatura, desencadenando más calor extremo en muchas partes del mundo y en el océano, y haciendo que el desafío sea aún mayor", ha indicado el secretario general de la OMM, que ha presentado el informe desde la sede del organismo en Ginebra.
Se estima que esta tendencia se incremente hasta finales de siglo en áreas como el sur de Europa, América Central y del Sur, sudeste asiático y especialmente en África, que podría concentrar más de la mitad del incremento de mortalidad previsto a causa del cambio climático para el año 2050, según el Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático (IPCC), en gran parte por el escaso desarrollo de servicios climáticos y de sistemas de alerta temprana.
Las olas de calor también agravan la contaminación atmosférica, que ya es responsable de unos 7 millones de muertes prematuras al año, de la misma manera que empeoran los efectos de las sequías poniendo en riesgo la seguridad alimentaria en buena parte de la superficie terrestre mundial.
El cambio de las condiciones climáticas también está potenciando la transmisión de enfermedades infecciosas sensibles al clima transmitidas tanto por vectores como por alimentos y agua. Por ejemplo, el dengue es la enfermedad transmitida por vectores que más rápidamente se propaga en el mundo, mientras que la duración de la temporada de transmisión de la malaria ha aumentado en diversas zonas del planeta.
"La crisis climática es una crisis sanitaria que provoca fenómenos meteorológicos cada vez más graves e impredecibles, alimenta los brotes de enfermedades y contribuye al aumento de las tasas de enfermedades no transmisibles", ha asegurado en un mensaje grabado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Casos de éxito de servicios climáticos
El informe de la OMM también deja lugar para la esperanza con la enumeración de diversos casos de éxito en todos los continentes de desarrollo de servicios climáticos que han demostrado su eficacia. Entre los estudios de caso expuestos se han presentado sistemas de alerta temprana de calor extremo y de sequías, métodos de control del polen para ayudar a los alérgicos y vigilancia por satélite de enfermedades sensibles al clima que han servido para resolver crisis sanitarias relacionadas con el cambio climático.
"Trabajando juntos para hacer que los servicios climáticos de alta calidad sean más accesibles para el sector sanitario, podemos ayudar a proteger la salud y el bienestar de las personas que se enfrentan a los peligros del cambio climático", ha subrayado el director general de la OMS.