Desde el inicio de la pandemia, el equipo R&D Blueprint de la Organización Mundial de la Salud (OMS) agrupa todas las iniciativas de candidatos vacunales de diferentes centros de investigación y empresas de todo el mundo, que se pueden consultar en el documento Draft landscape of COVID-19 candidate vaccines. A finales de junio este documento incluyó el candidato vacunal que presenta el consorcio formado por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, y el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), con el apoyo de Grifols. La estrategia del consorcio se basa en generar la vacuna mediante VLPs (del inglés, virus-like particles, partículas similares a virus), que son partículas con la misma estructura que un virus pero sin capacidad de infectar. Los investigadores están diseñando estas VLPs con la proteína S (del inglés spike, de la espícula) del SARS-CoV-2 en su superficie.
El reconocimiento de la propuesta del consorcio por parte de la OMS es importante porque es una de las 5 propuestas de vacuna que se están llevando a cabo en el Estado español y esto permite situarla en el mapa mundial de todas las iniciativas existentes.
Cuatro de cada cinco productos eficaces y seguros no llegan al mercado
Los investigadores remarcan que es fundamental que haya varias iniciativas paralelas a nivel mundial para encontrar una vacuna, ya que es probable que la mayoría no lleguen al mercado ni siquiera en las fases clínicas. El motivo es, normalmente, la falta de alguna prueba de eficacia o seguridad en personas. Teniendo en cuenta la experiencia mundial con otras vacunas, cuatro de cada cinco productos que cumplen los requisitos de eficacia y seguridad en las fases preclínicas, los de laboratorio y en animales, no llegan al mercado. Por otra parte, tampoco se puede saber cuántas de las vacunas se podrán producir y utilizar de forma extensiva a la toda la población que la necesite. Es por ello que se remarca que cuantas más iniciativas exitosas existan, más probabilidades de conseguir una que llegue con suficiente rapidez a toda la población mundial.
De hecho, de todas las investigaciones presentadas en la OMS, la vacuna propuesta por la Universidad de Oxford conjuntamente con los laboratorios AstraZeneca es la que se encuentra más avanzada, concretamente en la fase clínica III. Otra vacuna también que se está probando ya en personas es en China por parte de la empresa CanSino. Sin embargo, la comunidad científica advierte que tener una vacuna en el mercado a finales de 2020 será difícil y que lo más probable es que se desarrolle durante el 2021.